Esta semana fue un poco distinta. El profe nos dejó las clases para que estudiáramos por nuestra cuenta. Nada de teoría nueva, solo tiempo para repasar, ponernos al día con trabajos y preparar exámenes.
Al principio pensé: “¡Genial, más tiempo libre!”. Pero la realidad es que organizarse uno mismo cuesta más de lo que parece. Me hice un pequeño horario, dividí por asignaturas, y fui tachando cosas a medida que las terminaba.
Lo bueno fue poder estudiar a mi ritmo, sin prisas, sin interrupciones. Lo malo: que las distracciones están por todas partes. El móvil, las redes, la cama...
📝 Conclusión: tener tiempo está bien, pero saber usarlo es otra historia. Esta semana me sirvió para ver qué tan disciplinado soy (o no) cuando nadie me dice qué hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario