El otro día decidí hacer algo que no suelo hacer muy a menudo: desconectarme un rato de las pantallas. Sin móvil, sin ordenador, sin redes. Solo una libreta, unos auriculares y salir a caminar.
Me fui por un parque cerca de casa, me senté en un banco con vista al atardecer y me puse a pensar. Sobre todo lo que estamos aprendiendo este curso, los trabajos que hemos hecho, y también sobre todo lo que pasa tan rápido que ni nos damos cuenta.
Irónicamente, pensé en tecnología. En cómo muchas veces estamos tan conectados que nos olvidamos de respirar sin notificaciones. Y no es que quiera vivir sin ella (ni de broma), pero entendí que también necesito momentos para mí, para ordenar mi cabeza igual que ordeno mis carpetas en Drive.
🧘♂️ A veces desconectar un poco es la mejor forma de volver con más energía. Como si reiniciaras tu sistema operativo interno.
Volví a casa con ganas de seguir aprendiendo, pero también con el recordatorio de que la mente, como cualquier dispositivo, también necesita descansar.
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